Seguid el ejemplo que Caracas dio

Antes de iniciar, quiero dedicar estas líneas a mi prometida: Andrea F. Pellegrino García, quien se convirtió en una víctima más del régimen y tuvo que huir de la crisis venezolana. A usted, mi inspiración.

¡Abajo cadenas! Gritaba el señor, Y el pobre en su choza libertad pidió�? es parte de la letra de aquella canción patriótica (Hoy Himno Nacional) compuesta durante el proceso revolucionario de 1810 en Caracas, momento que el pueblo con su gentío de ricos y muchedumbre de pobres pedían libertad a cuyo santo nombre se estremecían de terror los tiranos y los déspotas. Para entonces, la preocupación había llegado a España, indicando que las canciones que los caraqueños entonaban eran una invitación a los demás pueblos colonizados a levantarse contra el yugo español, a la voz de: y si el despotismo levanta la voz seguid el ejemplo que Caracas dio�?

En la actualidad, podemos ver una Caracas similar, con las calles tomadas casi a diario, siendo catalogada el 2017 como la segunda ciudad más peligrosa de América con 111,2 asesinatos por cada 100,000 habitantes, así también convirtiendo a Venezuela en un escenario donde existen múltiples abusos y violaciones de derechos humanos bajo el contexto de protestas antigubernamentales, apuntando a la existencia de una política destinada a reprimir el disenso político e infundir temor en la población a fin de frenar las manifestaciones. A pesar que el gobierno de Maduro no colabora con la recolección de datos por parte de organismos internacionales, no llega a ser tan necesario para poder darse cuenta sobre la crisis humanitaria en la cuna del Gran Libertador Bolívar.

Además, que durante el periodo que abarca el informe (1 de abril al 31 de julio 2017), el Ministerio Público habría iniciado investigaciones sobre no menos de 1.958 casos de lesiones registrados en el contexto de las manifestaciones. Llegando este análisis de lesiones por el uso excesivo de la fuerza. En la primera mitad de abril, la mayoría de las lesiones se debieron a la inhalación de gas, mientras que en julio el personal sanitario estaba tratando a heridos de armas de fuego.

Por otro lado, se encuentra la migración, una de las situaciones más difíciles que una persona puede llegar a imaginar, lo cual implica abandonar a su familia, el lugar que un día la vio nacer y le entregó todos los medios para poder sobrevivir. Pero las personas no migran por voluntad propia, a pesar de ser este un acto tan antiguo como la propia historia del hombre, en la actualidad millones de personas migran de manera forzada con el único objetivo de sobrevivir. Esto hizo que la crisis en Venezuela no sea solo un problema interno sino de índole regional, la diáspora venezolana lleva consigo más de medio millón cruzando la frontera con Colombia y otras 40.000 intentando llegar hacia Brasil (fronteras próximas) para después continuar los viajes a otros países como Argentina, Chile y/o Perú.

Pero ¿qué sucede con las personas que no logran salir de Venezuela? Quienes permanecen en su tierra no siempre llega a ser por voluntad propia, sino por una serie de obstáculos típicos del sistema burocrático concentrado en tiempos de crisis. El alto costo de los trámites que nunca avanzan a menos que se pueda pagar un monto extra de dinero en un país donde el salario mínimo llega a ser 1,14$ que eventualmente puede servir para comprar una lata de atún, es uno de los obstáculos, entonces, deben permanecer pagando con sus vidas la crisis que ellos no provocaron pero que se ven obligados a soportarla.

La denominada dieta de maduro ha llevado a un centenar de personas (en la mayoría niños) a una etapa de desnutrición y según el NY Times, a la muerte que el gobierno no quiere reconocer�? Y si por eso no fuera poco, nos topamos con la falta de medicamentos más básicos no solo en farmacias, sino en los hospitales, que han superado su límite y que no cuentan con los reactivos y/o materia prima para poder atender a sus enfermos.

Toda esta crisis humanitaria en Venezuela es la secuela de una larga data, comprendida desde los años 2000 y 2005, en medio del intento de golpe de Estado contra Hugo Chávez y la huelga en la petrolera PDVSA que terminó con el despido de 18.000 empleados. Desde aquel momento se ha caracterizado por la eternización en el gobierno de un grupo de individuos que han mantenido ese poder gracias a la violencia y al miedo.

Las protestas y los últimos hechos del cual fuimos testigos (entiéndase el atentado fallido en Caracas) no son simples actos del imperio es la voz de un pueblo que pide a gritos libertad, que puede tomarse como una bomba de tiempo, porque de no ser escuchados, serán ellos quienes tomarán el ejemplo que un día Caracas dio a América para liberarse y aplastar a su opresor.

(*) Maestrando en Derecho Universidad Federal de Uberlandia - Brasil CAPES - ayzamalex@ufu.br